martes, noviembre 25, 2008

Historias Cap. 1


Todo empezó como un día normal, ella como siempre se sentó en el cine con su café en la mano; mucha gente la miraba de reojo, ¿cómo puede ser que una chica tan linda venga sola al cine? fue algo que escuchó murmurar varias veces.
El verla allí, alta y delgada, ¿curvilínea? no, esas cosas no son ella, su cara aparentaba una menor edad de la que realmente tenía, unos ojos cafés deslumbrantes que llamaban a observarlos siempre, curiosos, observando a la gente y sus reacciones, pero no para actuar de acuerdo a ellas, solo le gustaba observar y reflexionar, una boca pequeña, con el tic tipico de ella, mordiéndose el labio inferior, nunca supo por que le encantaba hacer eso, se sentía más segura haciéndolo.

Ximena, con sus 24 años, sabía lo que quería de la vida, al menos hasta ese momento. Independiente, cortante siempre con los chicos que se querían sobrepasar, seria y sexy a la vez, nunca entendió el concepto de amor en toda su extensión. Lo que ella habia sentido comprendió era una mera atracción sexual, pero amor, dudo mucho.

Su carisma, su sonrisa, su alegría, ella siempre ahi para escucharlos y de vez en cuando retarlos, detallista como ella nadie.

Ese día, como otros, mientras estaba sentada sola en el cine, jugando con el roto de su pantalón, sintió que alguien la observaba detenidamente, agachó su cabeza, y se desató la cola de caballo que llevaba siempre. Una cascada de cabellos castaños recorrio su cuello y su cara, hermosa como ella única, se sentía más fuerte y menos vulnerable con esa acción, odiaba que la observaran asi con tal descaro, y al menos él la había hecho sentir incómoda.

El la miró por largo tiempo, no le importó que ella le diera una de sus temidas miradas, algo en ella era diferente, ella era como él, pero ella lo sabía? lo había sentido?. El alto, robusto, moreno, con su cola de negros y lacios cabellos, sus ojos cafés cubiertos por unos lentes de una buena marca, que resaltaban el color de su cabello. Dejando su miedo de lado, él se acercó hacia ella.
- Hola, disculpa, ¿este asiento está ocupado?-
- No.
- Ah bueno gracias.- Mientras pensaba para si, "aquella chica no puede ser real".
Ella molesta, pues no le gustaba que se metan con ella durante SU espacio. Se sentía incomoda, pero, por fin empezó la pelicula.
Ximena no sabía por que se sentía extraña, miraba al desconocido de reojo, y él hacía lo mismo. Al finalizar la película, ella se puso de pie y salió, odiaba sentirse vulnerable, observada y sobre todo esa sensación de que él la conocía, y de que ella también. Pero donde...
Toda semana, la inundaba una especie de incertidumbre y espectativa, volvería la próxima semana al cine a ver si este hombre que le había dejado una huella inborrable regresaba. Sus clases de medicina no importaban, histología, fisiología, anatomía, nada importaba, bueno solo le importaba su clase de anatomía, pues le fascinaba trabajar en aquél cuerpo inerte que tuvo la suerte de no podrirse en alguna quebrada, sino que sirve para que los estudiantes de medicina aprendan en ellos. Esa era la única clase en donde se olvidó de aquel desconocido, de su mirada, de su sola presencia cerca, de todo eso.

Mauricio era su mejor amigo y notó el cambio en ella, preocupado se acercó y escuchó atentamente su historia, sin darle mucha importancia.
- No le veo nada de extraordinario en lo que me cuentas - dijo.
- Por eso mismo, no se que tiene, que me ha dejado así. - respondió ella con la mirada en el horizonte.
Nunca la había visto así, ni cuando le comunicaron que su familia había fallecido en aquel raro accidente, y ella había sido la única sobreviviente, no sabía que pensar ni que decirle.

El fin de semana pasó, y llegó nuevamente el martes. Terminó clases, tomó su maleta, guardó sus lentes, sacó copias de artículos, pero todo de una manera tan mecánica que no parecía ella, no se sentía ella misma. Se arregló el cabello, usó un poco de maquillaje, cosa muy rara en ella, tomó el bus hacia el cine. Una espesa neblina y lluvia gruesa caían en las calles, su sonido y su olor la llenaban y fortalecían, no le importaba mojarse, se bajó del bus, llegó a la cafetería y compró su café. Un moka sin azúcar. Sólo escuchó una voz detrás suyo que dijo: -Otro igual por favor.
Sintió como poco a poco, cada uno de los vellos de su cuerpo se erizó, como el calor fue subiendo, se sintió extraña, tomó el vuelto y su café, sin girar, se dirigió a la mesa de la esquina, la que daba a la ventana, para así poder empezar su ritual de observación. Pero ya no podía, esa voz, la sacó de si, ella tenía planeado encontrárselo en el cine, no en el café. Unos pasos la siguieron a la mesa. Temblorosa y agitada se sentó y él hizo lo mismo en aquella mesa.
-Disculpame, pero esta es la mesa con la mejor vista del lugar- se justificó
- No te preocupes- dijo ella, envuelta en una capa de misterio y sensualidad que no supo de donde manaba.
Caminaron los dos juntos sin hablar hacia la oscura sala del cine.......
continuará.....

3 comentarios:

Ursus Andinus - IronGandho dijo...

Yo un café igualito!!! así me gusta.... :p

Interesante y con el café en mano espero el siguiente capitulo.

Unknown dijo...

Bastante bien escrito linda, salvo algunos lugares de espesor del cuento, lo llevas bien.
Y lo mejor es que dejaste para continuación. Entonces queda ver el siguiente episodio. Asegurate de hacermelo saber.
Besos y tambien tengo cuento nuevo pero cortito.

El Trasgo dijo...

"no sabía que podías dar esos efectos" ja ja ja ja

espero saber que pasará luego de la película.

¿cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia?

Lucho